octubre 1, 2024
Este mes, nuestro viaje por los países productores de café del mundo nos lleva de nuevo al sureste de África, a Kenia. Kenia es un país con una gran variedad de climas, elevaciones y biomas, y alberga la segunda montaña más alta de África, el monte Kenia. Situado a más de 5.000 metros de altura, el monte Kenia ofrece unas condiciones ideales para el cultivo del café. La elevada altitud del monte Kenia permite que las cerezas del café maduren lentamente, y el suelo volcánico, denso en nutrientes, proporciona justo lo que los cafetos necesitan para florecer, lo que permite que el café desarrolle el variado y rico sabor por el que es apreciado el café de Kenia. Estas condiciones son especialmente importantes porque Kenia produce casi exclusivamente café arábica, una variedad de café más delicada y susceptible a las enfermedades.


Aunque Kenia comparte frontera con Etiopía, que se considera la cuna del café, su cultivo no se introdujo en el país hasta finales del siglo XIX, cuando unos misioneros extranjeros introdujeron en Kenia la variedad brasileña Bourbon. Mientras los británicos gobernaron Kenia, tenían el control de todos los productos agrícolas del país: los colonos británicos poseían la tierra y los cultivos y los kenianos proporcionaban la mano de obra. No fue hasta la década de 1960 cuando la industria cambió, y los kenianos pudieron poseer, cultivar y beneficiarse de la industria del café. Aunque esto supuso un cambio hacia una mayor independencia económica, aún se imponían muchas restricciones a los agricultores kenianos, como el número de cafetos que se les permitía tener y la forma en que podían consumir el café. El café que se producía también se separaba por calidades: los granos de mayor calidad se exportaban a otros países, dejando sólo el café de baja calidad para el consumo interno. Esto cambió finalmente hace apenas 15 años, cuando se reformó la industria cafetera keniana para dar a los agricultores kenianos autonomía sobre el café que producían.

Una vez que las cerezas de café se desarrollan en los árboles, se recogen cuidadosamente a mano y se procesan. En Kenia, la mayor parte del café se procesa por vía húmeda, lo que significa que los granos de café (las semillas de la cereza) se extraen de la cereza y el mucílago (la capa viscosa que rodea los granos) se elimina por fermentación. La fermentación se produce cuando los granos de café se remojan en agua para eliminar el mucílago; sin embargo, en Kenia, el agua se cambia con tanta frecuencia que en realidad no se produce mucha fermentación, lo que lo diferencia del modo en que otros orígenes procesan su café. Procesar adecuadamente el café es un paso crucial para garantizar que el producto final, el café de tu taza, tenga el sabor y la sensación en boca que muchos esperan de un café keniano.

El café es de vital importancia para la economía keniata, con más de 6 millones de keniatas que trabajan en el sector del café de alguna manera; sin embargo, a pesar de la prevalencia del café como cultivo, ¡la mayoría de los keniatas siguen prefiriendo beber té! En Westrock Coffee tenemos un lugar en nuestro corazón y en nuestro paladar tanto para el té como para el café. Cuando se trata de café keniano, a menudo encontramos un cuerpo cremoso con una acidez parecida a la del tomate, y un sabroso final dulce.