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Tanto América Central como América del Sur son parte integrante de la industria mundial del café, y entre ambas regiones se encuentra Panamá, que tiende un puente sobre la división continental y deja su propia huella en la industria cafetera. El istmo en forma de s es conocido por su clima tropical y sus hermosas playas, pero también tiene una serie de montañas y volcanes, que proporcionan la elevación y el rico suelo necesarios para producir café de alta calidad.

Casi la mitad del país está cubierta de bosques, lo que lo convierte en refugio de muchas plantas y animales, pero también supone un alto riesgo de deforestación, ya que la agricultura invade las zonas boscosas. De hecho, desde la década de 1940 se ha eliminado más del 50% del bosque autóctono para dejar paso a la urbanización y la agricultura. Aunque esto es alarmante, la caficultura puede combatirlo a medida que aumenta la popularidad de los modelos agroforestales en el sector.

El café llegó por primera vez a Panamá a finales del sigloXIX, traído al país por colonos europeos y plantado en Chiriquí. Desde entonces, la producción de café se ha extendido a Boquete y Volcán, pero los ngobe y los buglé, tribus indígenas de Chiriquí, siguen siendo una parte importante de la industria cafetera panameña.

La producción de café en Panamá alcanzó su punto álgido en la década de 1990, cuando el país exportaba unos 200.000 sacos al año. Desde entonces, la producción ha disminuido, lo que ha hecho necesaria otra estrategia de producción de café. En cuanto a cantidad de producción de café, Panamá no puede competir con gigantes como Brasil y Vietnam, pero el país se ha labrado su propio renombre produciendo variedades codiciadas y de alta calidad, como el Geisha. Conocido como país productor de café de primera calidad, los agricultores panameños han podido vender su café a precios elevados y crear una próspera industria de turismo cafetero.

El éxito de Panamá como destino cafetero de primera calidad ha tenido efectos de gran alcance. En la actualidad, la mayoría de las explotaciones de café de Panamá son propiedad de inversores internacionales que han podido financiar mejoras en las infraestructuras y garantizar la aplicación de las mejores prácticas medioambientales y sociales. Aunque esto ha permitido a Panamá conservar y aumentar su reputación como productor de algunos de los cafés más codiciados del mundo, también ha provocado un aumento de los precios de la tierra, expulsando a muchos pequeños caficultores panameños locales. Aún no se ha alcanzado un equilibrio entre cultivar café especial de alta calidad y dar cabida a productores de todos los niveles en Panamá; sin embargo, el aumento del interés por el turismo cafetero tiene el potencial de permitir que la prosperidad de la industria cafetera panameña llegue a muchas más personas dedicadas a la industria del café en Panamá.

Como muchos otros amantes del café, en Westrock Coffee Company, nuestros expertos en sabor disfrutan del sabor panameño por su dulce sabor afrutado, con notas que pueden ir de las bayas a los cítricos, y del mango al melocotón, con toques de cacao negro.